No creo necesario presenta al autor. Creo que es suficientemente conocido por los lectores tanto si son “fans” como si son sus más acérrimos enemigos, que también los tiene, pero no creo que el agua llegue tan alto ni tan arriba. En él se cumple aquello de “que hablen bien o mal de mí no es lo importante; lo verdaderamente importante es que hablen de mí”.

Este libro dice tanto del autor como de su temática. En pocas líneas despacha asuntos de grave transcendencia histórica con una claridad diáfana, sin enrollarse ni complicar más las cosas de lo que ya de por sí estuvieron.

Nos presenta la obra con un genial prólogo compuesto a base de citas de autores propios y ajenos, que nos harán sonreír o carcajearnos de nosotros mismos, al tiempo que nos demuestra de qué clase de pasta estamos hechos los españoles. Verdades como puños y sin rencores; y esto en el prólogo. Permítame el lector que incluya una cita al hilo de lo que se explica: “España es el único lugar del mundo donde dos y dos no suman cuatro” (Duque de Wellington).

El fuste del libro lo constituyen 92 capítulos. No se alarme el lector ante tan elevado número, pues cada uno de ellos no pasa de 2-3 páginas en una edición de bolsillo. En esos 92 capítulos se nos refiere la historia de España de una forma desenfadada y al mismo tiempo con la sencillez y frialdad de una navaja barbera.

Acaso, el lector piense que en esas escasas 250 páginas no cabe toda la historia de España; toda, toda, no. Pero todos los hechos que marcaron el devenir y formación de esta nación, esos sí están todos y sin faltar uno. Contados de forma desenfadada para no aburrir ni abrumar al lector, señalando éxitos y fracasos, aciertos y errores, vicios y virtudes de esta piel de toro y de los que la han habitado y habitan en la actualidad.

Los capítulos abarcan desde la Protohistoria, las noticias que de este país y sus habitantes dejaron escritas algunos autores de la Antigüedad – porque por aquel entonces éramos analfabetos totales – hasta llegar al 23 F (¡Se sienten, coño!) y alguna pincelada de más adelante.

Permítame, amable lector, que termine esta reseña con otra cita sacada de entre sus líneas: “España sería un país estupendo si no estuviera lleno de españoles”. Cita cruel, aunque no por ello menos cierta, al menos en otros momentos de nuestra historia. ¿También en los actuales?

Espero, amigo lector, que disfrutes con la lectura de ésta, también, nuestra historia.

                                                                                   Juan J. Calvo Almeida.