El peor vecino del mundo es Otto, encarnado por Tom Hank, actor del que no hay nada que comentar porque es de sobra conocido por el público y, en todo caso, cabe aplicarle el adjetivo “excepcional” y está dicho todo de él.
Otra cosa es la película. De ella diremos algunas cosas. Por ejemplo, que no es original, lo que de por sí ya constituye un hándicap de cierta altura. Hace unos años, y no muchos, se proyectó la película original, sueca, con el título de “Ove”, nombre del protagonista. La película de Tom Hank sigue paso a paso las secuencias marcadas por la original “Ove”. Incluso el protagonista está calcado en su carácter que podría resumirse en una fruta un tanto excepcional: un higo chumbo. Dulce por dentro, pero pura espina por fuera. Y así es el protagonista en ambos filmes. En ambos casos los protagonistas llevan una cruz por dentro, que les ha ido conduciendo hasta la situación que refleja la película. Una cruz que se explica en incisos provocados por los nimios incidentes del día a día. Esa cruz les aboca a un fin trágico, que se salva por la actuación de los coprotagonistas quienes se comportan como verdaderos y puñeteros metomentodo. La cinta no puede acabar bien, pero en ambas versiones acaba de la forma más digna que cabe suponer.
La película podría haber resultado un fracaso, por lo menos a nivel de la crítica, pero la presencia y buen hacer de Tom Hank salva, en parte, el film que pasará por una discreta buena película y se salva así de ser arrumbada en el armario del olvido.
Ove, en su momento, pecaba un poco de apagada; le faltaba el brillo que transmite Holliwood a los productos que salen de su factoría y en esta segunda versión el film gana en espectacularidad y brillo.
Si usted, amigo cinéfilo, no visionó “Ove” en su momento, disfrutará con la proyección de este peor vecino protagonizado por el excepcional Tom Hank.
Juan J. Calvo Almeida.
COMENTARIOS RECIENTES