En el eximio agustino se da una dualidad en su `persona: el profesor universitario y el poeta. Su obra participa de esta dualidad: obra en prosa y en verso.
El profesor universitario se dedicó a sus diversas cátedras y sus escritos sobre Teología, Filosofía Natural y Sagrada Escritura están plasmados en latín, pues ésta era la lengua vehicular del momento en cualquier universidad. Pero nadie se ocupa de estos escritos; quizá porque estén superados, porque sus obras en verso resultan más interesantes para el lector actual o quizá por ambos motivos.
Dentro de su obra personal encontramos al prosista, al traductor de poetas clásicos y al poeta castellano. En prosa, escribió 3 obras en castellano: De los Nombres de Cristo, La Perfecta Casada y la Exposición del Libro de Job.
DE LOS NOMBRES DE CRISTO: es su obra más importante en prosa. En un lugar ameno (la huerta de la Flecha propiedad de los agustinos y próxima a Salamanca) se juntan tres frailes de la orden (Marcelo, Sabino y Juliano) que dialogan sobre los diferentes nombres que recibe Cristo en la Biblia (Pastor, Monte, Cordero, Rey, Esposo, Príncipe de la Paz… 14 en total). Fray Luis utiliza recursos totalmente del Renacimiento como es el diálogo (se supone que el Marcelo es Fray Luis), un lugar o marco bucólico y pastoril, las alusiones a Virgilio y Horacio sin olvidar la filosofía Neoplatónica y la tradición de los Stos. Padres.
La obra levantó una polvareda de comentarios pues se publicó junto a “La Perfecta Casada”, ambas obras en castellano:
* ¿Para esto tan gran teólogo? Y encima nos lo escribe en castellano.
* Las cosas que se tratan no son para ir escritas en castellano. Si fuera en latín a lo mejor me lo leería.
* ¿Quién es un fraile para aconsejar a una casada?
Porque además fray Luis hace una valiente defensa del castellano:
*No todo lo que se escribe en castellano es “pecata minuta”.
*No hay lenguas más importantes que otras para decir las cosas.
* Porque a nuestra lengua se le diga vulgar no por eso se han de escribir en ella vulgaridades.
* Los sabios han de usar esta lengua para hacerla más grande.
LA PERFECTA CASADA: está dedicada a su sobrina María Varela y Osorio, quien se va a casar y le dedica esta obra, que no es sino un conjunto de reflexiones sobre las virtudes que han de adornar a la mujer cristiana. La obra se halla inspirada en el Libro de los Proverbios, porque de la vida marital, como es de suponer, Fray Luis no tenía ni la más mínima idea.
LA EXPOSICIÓN DEL LIBRO DE JOB: Es la obra más extensa en el papel y en el tiempo. Le ocupó gran parte de su fecunda vida y la terminaba días antes de morir. Es una obra compuesta de tres partes: la traducción del hebreo, seguida de una explicación en prosa y rematada con una versión poética en tercetos de todo el libro.
El dominio del latín, griego y hebreo (lenguas bíblicas) es lo que le permite tratar textos en su lengua original y contrastarlos con lo que corría en los libros de su época.
Esto nos conduce a las traducciones:
La primera y causante de muchos quebraderos de cabeza fue la versión o traducción al castellano de “El Cantar de los Cantares”. Su prima, Isabel Osorio, le pide una traducción de dicho libro porque no sabe latín. Dicha obra es muy solicitada entre los miembros de las comunidades religiosas del momento. Fray Luis le hace la traducción. Será esta obra en la que se apoyen sus acusadores y la Inquisición para encarcelarlo.
¿Por qué?
Pues porque el Concilio de Trento había prohibido la traducción de textos sagrados a las lenguas vernáculas, el castellano en nuestro caso. ¿Motivo de la prohibición? Evitar la lectura por el pueblo de la Biblia y eliminar así la propagación de ideas y comentarios por personas no cualificadas. Era el caso de Martín Lutero que vertió al alemán la Biblia para que todos pudieran leerla, lo que llevaba implícito la libre interpretación de los textos bíblicos. La Iglesia Católica se atribuía el único derecho de interpretación de la Biblia.
Fray Luis al hacer esta traducción seguía la tradición del primitivo cristianismo que se prolonga por la Edad Media: verter los textos sagrados a las lenguas vernáculas para que todos puedan conocerlos. Trento piensa de otra forma.
Juan J. Calvo Almeida.
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