Frankenstein siempre conlleva una aureola de terror y miedo concentrado de la que nunca se podrá liberar. Nadie lo imagina con una sonrisa radiante y benévola y mucho menos capaz de ponerse unos auriculares sobre su monstruosa cabeza y escuchar una canción. Claro está, que tampoco os podéis imaginar, que la canción que escuchara fuera una canción polifónica e interpretada por Cantoría Hipponensis.
Pero mira por donde, una noche sin fecha, apareció súbitamente en mi despacho – todos dormíamos en la casa – y sin hacer ningún ruido, comenzó a curiosear por todos los lados. Finalmente cogió entre sus manos un pen drive que ponía – esta información se hace exclusiva a los miembros del Coro – “Partituras, Audios y Videos. Canciones interpretadas por Cantoría Hipponensis”.
Ignoro cuantas canciones el terrible Frankenstein escuchó; pero a la mañana siguiente pude leer una nota manuscrita que decía: “He sentido una gran alegría escuchando canciones como ‘Más vale trocar’ y otras más y mi alma, que también tiene algunos pliegues de ternura, se ha inundado de emoción. Gracias por esta alegría nunca experimentada en mi vida”. Y aparecía la firma manuscrita de Frankenstein.
Hasta el presente no he comunicado a nadie esta realidad o este sueño por no aparecer un tanto prepotente, un tanto fantasma y un mucho cerebralmente norteado.
Dentro de muy poco, Cantoría Hipponensis volverá a la labor diaria de preparar nuevas canciones polifónicas, de planear nuevos conciertos y de navegar hacia puertos donde desembarcar con un programa pleno de ilusión y capaz de contagiar la alegría de la música polifónica al auditorio presente. Y, quizás, si no nos asustamos, podríamos invitar a nuestro amigo invisible Frankenstein a escucharnos en vivo y en directo y, si le queda tiempo libre, podríamos invitarle a sumarse a nuestro coro si su voz no es capaz a atraer rayos y relámpagos.
¡Qué hermosos son los versos de Mario Benedetti que ponen un colofón a estas líneas!
“Dale vida a los sueños que alimentan el alma,
No lo confundas nunca con realidades vanas.
Y aunque tu mente sienta necesidad, humana,
De conseguir las metas y de escalar montañas,
Nunca rompas tus sueños, porque matas el alma.
Dale vida a tus sueños aunque te llamen loco.
No los dejes que mueran de hastío, poco a poco.
Nos les rompas las alas, que son de fantasía,
Y déjalos que vuelen contigo en compañía.
Dale vida a tus sueños y, con ellos volando,
Tocarás las estrellas y el viento, susurrando,
Y sentirás el cuerpo con caricias, bañado,
Del alma que despierta para estar a tu lado.
Dale vida a los sueños que tienes escondidos,
Descubrirás que puedes vivir estos momentos
Con los ojos abiertos y los miedos dormidos
Con los ojos cerrados y los sueños despiertos”.
Me queda todavía una flor por deshojar y poder leer su fondo y es si Frankenstein volverá alguna otra noche a mi despecho. Por si acaso esto sucediera, le dejaré esta nota al lado del pen ““Partituras, Audios y Videos. Canciones interpretadas por Cantoría Hipponensis”.
Juan José Davalillo
COMENTARIOS RECIENTES