Aunque no fué necesario el Lexatín esta vez, sentía ciertas incertidumbres en el ensayo previo al concierto.

Con excepción del que tuvo lugar en el salón de actos del Ateneo, era mi primera vez que participaba casi «a capella» en un auditorio como el de El Palau.

No sabía como sonaríamos en esas condiciones, el ensayo previo alumbró algunas deficiencillas, y también estaba la incertidumbre del tamaño de la audiencia. Sin familiares ni amigos de las orquestas y bandas con las que habíamos actuado en anteriores ocasiones el número de asistentes dependía enteramente de nuestra capacidad de convocatoria. Esto añadió un poco de estrés los días antes… buscando amigos y familiares que asistieran.

Este último temor se disipó en cuanto salimos al escenario. Una magnífica entrada. Era, como de costumbre, casi imposible descubrir a los «nuestros» entre tan nutrido patio de butacas… y piso superior…

Por fin.. Verbum Caro… Ave María, Locus Iste…. sonaron bien a los oídos a este lado del escenario, y sobre todo… ese gesto de complicidad aprobatoria de Inma que se sucedía pieza tras pieza. Así que la autoconfianza crecía y con ella el sentirse a gusto y disfrutando del concierto. Luego entró Arturo, ya estábamos al completo y seguímos disfrutando.

Tal y como habíamos previsto, en la segunda parte, las «niñas» subimos al escenario solitas para interpretar El Coro de Barquilleros y el Coro de Pages, se sentía que estábamos siendo capaces de imprimir el estilo adecuado que Inma nos había estado inculcando para dar el auténtico sabor de la Zarzuela. Y entraron los chicos… que poderío, que bien se entendía la letra del Coro de doctores, y que bien supieron imprimirle la chispa que Inma había inculcado.

Con la galantería de los chulos admirando nuestro «cuerpo juncal» que agradecimos reconociendo su cabal hombría nos paseamos de su bracero por esta divertida «mazurka», para desembocar en la alegría de las seguidillas de La Verbena de la Paloma. Y al terminar, concluyendo también nuestro recorrido por la Zarzuela, vino la sorpresa, precedida de expectación con la búsqueda de un micro que funcionara para Arturo. Nos sorprendió, nos hizo un regalazo de cumpleaños, fabulosa transición desde la Zarzuela a la Ópera fue su interpretación de Granada de Albéniz, esplendido colofón de la sección española de esta segunda parte y el principio de las emociones mas intensas de la noche.

 

Seguimos el programa con las diferentes piezas corales de óperas de Verdi, con una gran confianza, dándolo todo, disfrutando y siguiendo la complicidad con el público que había tenido un punto de inflexión con la interpretación de Arturo. Pero eso era solo el principio. Inma tanbíen nos hizo regalazo de cumpleaños. Que ilusión al escucharle en su pequeño discurso anunciando que sí.. que iba a cantar. Y como cantó Oh mio Babbino Caro!!!!! Acompañada magistralmente al piano por Arturo…. me emocioné como las compañeras que me rodeaban, piel de gallina y y sensibilidad a flor de piel, estallaron en bravos y vivas cuando dió la última nota, poniendo al público de píe, entregado, y nosotros también. Que lujo haberla escuchado. Inma y Arturo han hecho que este haya sido mi mejor concierto.

El Va Pensiero de propina, quedó pequeño detrás de la actuación de Inma, aunque la concentración y entrega fué máxima para dar a esta pieza el carácter que necesita y agradecer a la Directora sus enseñanzas. Pude demostrar mi emoción dandole un fuerte abrazo, por su regalo y por todo lo que ha estado haciendo por nosotros, transmutandonos cual gran alquimista, a niveles que al menos yo, no había esperado alcanzar.

Gracias a todos,especialmente a Inma, Arturo, la Junta por su trabajo y dedicación, sin los cuales el coro no sería lo que es, y también a los solistas, bandas, orquestas, directores que nos han acompañado, a los refuerzos, y a Eva Paula, cuya labor de mejorar nuestra técnica espero que continúe.

Feliz cumpleaños y feliz verano

Pilar Josa 
Cuerda Contraalto